Tomo un comentario de Azul, acerca del anterior posteo. Y como ha despertado mi curiosidad, escribo...
Imagina la misma cueva del monolito, mucho tiempo después de la escena del descubrimiento. Acostumbrados ya a comer carne, los pro-hombres y sus herederos siguen sin embargo su largo y ascendente camino evolutivo. Pero después de haber descubierto el uso de las herramientas aún faltan muchos pasos por caminar. Y la noche que cae ese rayo sobre el árbol y lo incendia, vuelven a reunirse ante el fuego, devotamente, como lo hicieran ante el monolito miles de años atrás. Solo que el fuego, a diferencia de aquel, no es inerte sino activo. Quema. Y esto causa reacciones y miedos, gritos de horror pero también de sorpresa. Las actitudes se repiten. Mientras algunos se alejan, otros se atreven. En cuanto que algunos observan las ramas crepitar y caer en llamas y desprendiendo chispas candentes, otros se acercan tanto que su pelo se incendia. Al ver esto, el más osado acerca ramas de otro árbol y ....
Enmedio de esta escena, hay uno que observa profundamente mientras en su cerebro surgen inquietudes. Indeciso ante la accion, prefiere mirar pero no por miedo sino porque las chispas no están solo ahi, danzando entre sus compañeros sino en su mente, que sin un lenguaje definido hace preguntas de todos modos. El instinto da paso al razonamiento en un modo más veloz que el más rápido de su progenie.
Ahora, simplemente traslada esa escena, adaptada, al futuro, dentro de 50, o 100, o 3525 años después. Mientras sigamos perteneciendo a la especie "Homo", llámese Sapiens, Cyber o como quieras denominarlo, las reacciones primigenias serán las mismas siempre. Desde la primera vez que descubrimos que existen las herramientas, cada vez que demos pasos significativos la escena se repetirá una y otra vez. Pero con todo y sus variables, confío en que las más de las veces será para continuar en esa espiral a la que me refería en el artículo anterior.
Troy
Imagina la misma cueva del monolito, mucho tiempo después de la escena del descubrimiento. Acostumbrados ya a comer carne, los pro-hombres y sus herederos siguen sin embargo su largo y ascendente camino evolutivo. Pero después de haber descubierto el uso de las herramientas aún faltan muchos pasos por caminar. Y la noche que cae ese rayo sobre el árbol y lo incendia, vuelven a reunirse ante el fuego, devotamente, como lo hicieran ante el monolito miles de años atrás. Solo que el fuego, a diferencia de aquel, no es inerte sino activo. Quema. Y esto causa reacciones y miedos, gritos de horror pero también de sorpresa. Las actitudes se repiten. Mientras algunos se alejan, otros se atreven. En cuanto que algunos observan las ramas crepitar y caer en llamas y desprendiendo chispas candentes, otros se acercan tanto que su pelo se incendia. Al ver esto, el más osado acerca ramas de otro árbol y ....
Enmedio de esta escena, hay uno que observa profundamente mientras en su cerebro surgen inquietudes. Indeciso ante la accion, prefiere mirar pero no por miedo sino porque las chispas no están solo ahi, danzando entre sus compañeros sino en su mente, que sin un lenguaje definido hace preguntas de todos modos. El instinto da paso al razonamiento en un modo más veloz que el más rápido de su progenie.
Ahora, simplemente traslada esa escena, adaptada, al futuro, dentro de 50, o 100, o 3525 años después. Mientras sigamos perteneciendo a la especie "Homo", llámese Sapiens, Cyber o como quieras denominarlo, las reacciones primigenias serán las mismas siempre. Desde la primera vez que descubrimos que existen las herramientas, cada vez que demos pasos significativos la escena se repetirá una y otra vez. Pero con todo y sus variables, confío en que las más de las veces será para continuar en esa espiral a la que me refería en el artículo anterior.
Troy
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