He conocido mundos virtuales. He navegado en veleros con mástiles de píxels y agua de mar espejeante bajo un sol que alguien diseñó. Los aviones que tengo, más de 200, son todos add ons de mi viejo y confiable Flight Simulator. He estado en museos virtuales y recientemente les he presentado un video con la Galería Virtual de Troy. Esta la hice en Gogofrog y creí que sería como lo más avanzado en su tipo, dentro del orden de los productos a para usuarios caseros. Les comenté hace poco, que los mundos virtuales de Adobe Atmospheres habían sido en su momento una bella promesa que se truncó cuando esa empresa los descontinuó sin dar explicaciones. Creí que había visto mucho, pero nada me preparó para la experiencia de Second Life.
Aprovechando unas horas de descanso en este fin de Semana Santa, me topé con Second Life. Había visto un par de reportajes en la TV y leido noticias acerca de esta versión virtual del mundo en que vivimos. Sabía que hay representación ya de varios países, universidades, múltiples organizaciones y hasta personajes y celebridades de toda índole. Sabía que su número de usuarios era ya muy elevado y que se hablaban maravillas de esta comunidad. Pero no hay nada como ir personalmente. Si, dije "personalmente", claro, a través de un avatar lo más parecido a usted, con o sin sus defectos e ir a ver todo lo que hay en esta especie de clon del mundo. Todo fue cosa de inscribirme en la cuenta gratuita, comenzar a diseñar al Troy de píxels, con características físicas al detalle, como el color del cabello, la ropa a usar, y hasta el tipo de zapatos. Sólo por gusto, hice que esa versión de mí mismo fuese unos kilos más delgado y quizá con 10 años menos.
Al entrar, lo colocan a uno en una zona de llegada, el cubículo, parecido en características al de Gogofrog, solo que aqui el entorno es de un par de islas dodne uno comienza a dar sur primeros pasos... y saltos... enormes saltos. Y de esta manera uno puede ir conociendo todo, como volando.
¿Recuerdan a Neo, en The Matrix?
Más tarde, ví que hay un mapa. Ahi se ubican, como en cualquier otro, los lugares que existen en Second Life y para accesarse se oprime el botón del teletransportador. Hasta el sonido que tiene es idéntico al que vimos en esa película. Entonces uno llega a diferentes lugares, que ya quisieramos en la vida real... vean las fotos...
Después de las primeras impresiones y breves conversaciones en inglés -el idioma oficial segun parece- me encontré con un grupo de norteamericanos que curiosamente se expresaban en un castellano muy aceptable y fue con ellos con quienes pasé largas horas conversando... y bailando con una de ellas hasta casi el amanecer. Bailando... increíblemente un vals tras otro sin parar, escuchando la música, sintiendo ese ambiente, gozando con lo espectacular de ese entorno.
¿Creen que alucino? Vean esto.
Viajeros Virtuales ha existido porque existen las realidades virtuales. Porque poco a poco han crecido y avanzado en un modo asombrosamente complejo. Porque internet, ya en su versión 2.0, se convirtió en algo que es mucho más que aquella vieja super carretera de la información de los años 90's. Actualmente se transforma en una copia mejorada en muchos aspectos, de nuestro mundo real. No digo que hay que quedarse a vivir ahi - aún-. Pero al menos podríamos aprender a contemplarlo tal como está ahora para ir copiandole a lo virtual la belleza de diseño y limpieza de las calles que se ven en Second Life. Al menos podríamos comenzar por ahi a revertir todo lo malo que existe en nuestro "mundo real." y que por eso, precisamente, ha motivado a los creativos con iniciativa a inventar algo tan maravilloso.
No dudo que alguno se sonría al leer esto. Pero saben... a veces al encender la TV después de un pesado día de trabajo y ver tanta estupidez junta, tanta propaganda donde lo violento e idiota es lo que más gusta y poco a poco se convierte en el modelo a seguir, que prefiero apagarla y estar en un entorno más agradable, mejor diseñado, sin insectos ni seres agresivos y molestos y sin las estridencias del mundo en el que me ha tocado vivir mi vida real
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