La primera vez que tomé los controles de una Fortaleza Aérea B17, que en Aces High equivale a llevar no a uno sino TRES de estos enormes aeroplanos en perfecta formación y en misión de bombardeo a alguna base Bishop, sentí el peso en el joystick.
Si usted acostumbra a conducir su auto compacto por el tráfico citadino, seguramente es un experto esquivando a otros vehículos, transeúntes, bicicletas y motocicletas y uno que otro carrito de helados. Su vehículo responde rápidamente asistido por la computadora de a bordo. Usted siente que corre y vira de un lado a otro, ligero por calles y avenidas y controla el volante con dos dedos.
¿Qué sucedería, si a la mañana siguiente, en vez de su compacto, le dan un trailer Mac, o un Kenworth de 40 toneladas (cargado además y con doble caja transportadora) y usted debe transitar por las mismas calles de siempre? Obviamente, el volante (con todo y que los modernos trailers disponen también de un sistema computarizado que facilita su conducción) le va a causar más de una sensación. Y ello, sin hablar del espacio físico, el volumen de toda la carrocería y las cajas que va jalando.
El asunto del bombardero y del trailer es semejante entonces. Lo mismo sucede si tomamos un Boeing 767 o el modernísimo Airbus A380, el avión de pasajeros más grande del mundo y ya disponible en FS9, como un add on.
Si habíamos hablado acerca de “lo aburrido” que podría resultar para un piloto virtual elegir un avión de 260 toneladas, nos damos cuenta que, en realidad, de aburrido no tiene nada. Cuando percibimos la vibración del aparato al tomar velocidad en una pista, que no por ser de píxels es una superficie impecablemente plana, sino que emula las rugosidades e imperfecciones de una pista real, entonces caemos en cuenta que esto no es un juego de niños. Y cuidado si en el despegue los flaps no tuvieron la apertura adecuada y además el ángulo de ataque (ascenso) no es el indicado, porque créanme... entrar en pérdida y ver que el suelo se acerca en lugar de alejarse, estando consciente de que si no se recupera el avión, el desastre es inminente, es una situación que a cualquiera estremece, no teniendo nada que ver que “sólo se trata de un simulador”. La angustia es perfectamente real.
(Si les llega a parecer estúpida la conclusión anterior, pregúntense por qué vamos a los cines a ver películas de terror.)
De ahí, que preguntarse o polemizar acerca de si es preferible ser piloto, o aeronauta o piloto de combate es un tanto estéril.
Cuando se tiene a la mano un Bell XS1, como el que el 14 de Octubre de 1947 rompió por primera vez la barrera del sonido, piloteado por Chuck Yeaguer, uno puede comprender lo que este buen hombre nos explicaba en su biografía, leída hace años.
Yeaguer , piloto de pruebas (una variante de aeronauta, diría yo), tenía dudas razonables, apoyadas en las opiniones de científicos serios, asesores del programa de vuelos del gobierno americano, que eran muy buenos como Matemáticos y Físicos, pero NO habían volado jamás y que habían hecho sombrías advertencias acerca de la seguridad de un avión y su piloto si se intentaba volar más rápido que el sonido.
Yeaguer se preguntaba que sucedería cuando el XS1 rompiera la barrera. ¿Se sentiría una fuerte vibración? ¿Resistiría la estructura del aparato o se rompería? ¿Que sensaciones iba a experimentar el piloto? Y su respuesta, escrita después de hacer exitosamente la prueba y pasar a la historia como el primer ser humano en realizar un vuelo supersónico, es sencilla: no se siente nada. El avión pasó de 0.99 a superar el 1.00 Mach sin emitir mas ruido que el zumbido que producían sus cohetes propulsores desde el inicio del viaje.
( Mach 1 = 1,224 Km/h - 340 m x seg. La velocidad del sonido en el aire).
Cosa de creerlo o no. Pero ¿que mejor que experimentarlo uno mismo?
Bueno, pues, en los simuladores es posible.
Leí la biografía de Yeaguer hará unos 20 años, por la misma época en la que usé el primer Flight Simulator de Microsoft, cuando las mejores gráficas que nos ofrecían los recién llegados PC consistían en líneas de fósforo verde sobre una pantalla negra. El programa cabía en un dispositivo que los jóvenes actuales no llegaron a conocer: el “floppy disk”, de 5 pulgadas y con 720 kb de capacidad. En aquel entonces, el simulador estaba en pañales y tuvieron que pasar dos décadas para poder conseguir un entorno realista... y un Bell XS1. Pero hice la prueba al conseguir el “add on” (aviones u otros elementos que uno inserta en el simulador) y ahí caí en cuenta de que el buen Chuck no había exagerado ni un ápice.
CHUCK YEAGER
Mientras él sólo hizo unos cuantos vuelos, en el programa experimental que lo llevó desde el XS1 (Mach 1.06, o 1126 km/h) hasta el X15C, (Mach 2.44, o 2594 km/h) nosotros podemos volver y hacerlo cada fin de semana si lo deseamos.
¿Qué tal si como preámbulo, leyésemos parte de las experiencias de Chuck, tomadas directamente de su autobiografía?
Yeaguer escribe:
"Cuanto más rápido iba, más suave se hacía el vuelo. Repentinamente, el indicador de Mach comenzó a oscilar. Subió hasta 0.965 y luego saltó en la escala. ¡Creí que estaba viendo visiones! Estaba volando a velocidad supersónica y el vuelo era tan suave como el trasero de un bebé: mi abuela hubiese podido ir sentada allá atrás, sorbiendo una limonada...
Yo estaba estupefacto. Después de tanta ansiedad y de tantas prevenciones, romper la barrera del sonido, lo desconocido, era sólo una incursión a través de una especie de gelatina espacial, como circular en una autopista perfectamente pavimentada. Más tarde comprendí que esa misión había terminado en una decepción, porque la verdadera barrera no estaba en el cielo, sino en nuestros conocimientos y en nuestras experiencias acerca del vuelo supersónico".
…¿quiere probarlo usted mismo?
Si usted acostumbra a conducir su auto compacto por el tráfico citadino, seguramente es un experto esquivando a otros vehículos, transeúntes, bicicletas y motocicletas y uno que otro carrito de helados. Su vehículo responde rápidamente asistido por la computadora de a bordo. Usted siente que corre y vira de un lado a otro, ligero por calles y avenidas y controla el volante con dos dedos.
¿Qué sucedería, si a la mañana siguiente, en vez de su compacto, le dan un trailer Mac, o un Kenworth de 40 toneladas (cargado además y con doble caja transportadora) y usted debe transitar por las mismas calles de siempre? Obviamente, el volante (con todo y que los modernos trailers disponen también de un sistema computarizado que facilita su conducción) le va a causar más de una sensación. Y ello, sin hablar del espacio físico, el volumen de toda la carrocería y las cajas que va jalando.
El asunto del bombardero y del trailer es semejante entonces. Lo mismo sucede si tomamos un Boeing 767 o el modernísimo Airbus A380, el avión de pasajeros más grande del mundo y ya disponible en FS9, como un add on.
Si habíamos hablado acerca de “lo aburrido” que podría resultar para un piloto virtual elegir un avión de 260 toneladas, nos damos cuenta que, en realidad, de aburrido no tiene nada. Cuando percibimos la vibración del aparato al tomar velocidad en una pista, que no por ser de píxels es una superficie impecablemente plana, sino que emula las rugosidades e imperfecciones de una pista real, entonces caemos en cuenta que esto no es un juego de niños. Y cuidado si en el despegue los flaps no tuvieron la apertura adecuada y además el ángulo de ataque (ascenso) no es el indicado, porque créanme... entrar en pérdida y ver que el suelo se acerca en lugar de alejarse, estando consciente de que si no se recupera el avión, el desastre es inminente, es una situación que a cualquiera estremece, no teniendo nada que ver que “sólo se trata de un simulador”. La angustia es perfectamente real.
(Si les llega a parecer estúpida la conclusión anterior, pregúntense por qué vamos a los cines a ver películas de terror.)
De ahí, que preguntarse o polemizar acerca de si es preferible ser piloto, o aeronauta o piloto de combate es un tanto estéril.
Cuando se tiene a la mano un Bell XS1, como el que el 14 de Octubre de 1947 rompió por primera vez la barrera del sonido, piloteado por Chuck Yeaguer, uno puede comprender lo que este buen hombre nos explicaba en su biografía, leída hace años.
Yeaguer , piloto de pruebas (una variante de aeronauta, diría yo), tenía dudas razonables, apoyadas en las opiniones de científicos serios, asesores del programa de vuelos del gobierno americano, que eran muy buenos como Matemáticos y Físicos, pero NO habían volado jamás y que habían hecho sombrías advertencias acerca de la seguridad de un avión y su piloto si se intentaba volar más rápido que el sonido.
Yeaguer se preguntaba que sucedería cuando el XS1 rompiera la barrera. ¿Se sentiría una fuerte vibración? ¿Resistiría la estructura del aparato o se rompería? ¿Que sensaciones iba a experimentar el piloto? Y su respuesta, escrita después de hacer exitosamente la prueba y pasar a la historia como el primer ser humano en realizar un vuelo supersónico, es sencilla: no se siente nada. El avión pasó de 0.99 a superar el 1.00 Mach sin emitir mas ruido que el zumbido que producían sus cohetes propulsores desde el inicio del viaje.
( Mach 1 = 1,224 Km/h - 340 m x seg. La velocidad del sonido en el aire).
Cosa de creerlo o no. Pero ¿que mejor que experimentarlo uno mismo?
Bueno, pues, en los simuladores es posible.
Leí la biografía de Yeaguer hará unos 20 años, por la misma época en la que usé el primer Flight Simulator de Microsoft, cuando las mejores gráficas que nos ofrecían los recién llegados PC consistían en líneas de fósforo verde sobre una pantalla negra. El programa cabía en un dispositivo que los jóvenes actuales no llegaron a conocer: el “floppy disk”, de 5 pulgadas y con 720 kb de capacidad. En aquel entonces, el simulador estaba en pañales y tuvieron que pasar dos décadas para poder conseguir un entorno realista... y un Bell XS1. Pero hice la prueba al conseguir el “add on” (aviones u otros elementos que uno inserta en el simulador) y ahí caí en cuenta de que el buen Chuck no había exagerado ni un ápice.
CHUCK YEAGER
Mientras él sólo hizo unos cuantos vuelos, en el programa experimental que lo llevó desde el XS1 (Mach 1.06, o 1126 km/h) hasta el X15C, (Mach 2.44, o 2594 km/h) nosotros podemos volver y hacerlo cada fin de semana si lo deseamos.
¿Qué tal si como preámbulo, leyésemos parte de las experiencias de Chuck, tomadas directamente de su autobiografía?
Yeaguer escribe:
"Cuanto más rápido iba, más suave se hacía el vuelo. Repentinamente, el indicador de Mach comenzó a oscilar. Subió hasta 0.965 y luego saltó en la escala. ¡Creí que estaba viendo visiones! Estaba volando a velocidad supersónica y el vuelo era tan suave como el trasero de un bebé: mi abuela hubiese podido ir sentada allá atrás, sorbiendo una limonada...
Yo estaba estupefacto. Después de tanta ansiedad y de tantas prevenciones, romper la barrera del sonido, lo desconocido, era sólo una incursión a través de una especie de gelatina espacial, como circular en una autopista perfectamente pavimentada. Más tarde comprendí que esa misión había terminado en una decepción, porque la verdadera barrera no estaba en el cielo, sino en nuestros conocimientos y en nuestras experiencias acerca del vuelo supersónico".
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