domingo

RIESGOS Y DESARROLLO

Recuerdo la película, “La Máquina del Tiempo” inspirada en la novela de H.G, Wells. Hay una escena en la que el protagonista viaja al futuro. Hace varias escalas y en una de ellas se da cuenta de que la Humanidad ya está emigrando del planeta a causa de un desastre ocasionado en la Luna. Nuestro único satélite, víctima de la ambición desmedida se cae a pedazos.

Les he hablado de Virgin Galactic y de Space Adventures. Y les dije que hay otras empresas más, empeñadas en que la gente común pueda experimentar los viajes al espacio.

Evidentemente la simple idea me entusiasma al grado de dedicarle estos posteos en Viajeros Virtuales, bajo los antecedentes personales que he comentado antes. Con todo, soy realista. No alcanzará la vida que me resta para estar ahí. Pero quizá mis hijos, y los hijos de la presente generación, sin necesidad de enormes fortunas puedan viajar a la siguiente estación espacial así como ahora podemos comprar un boleto de avión e ir de un país a otro. Cuestiones de mera mercadotecnia que seguirán sus propios y naturales caminos de consumo de masas.

Mas, no es eso lo que me preocupa. Me gusta estudiar la ciencia de la Historia. A través de ella podemos ver que somos propensos, como género, a creernos tanto el cuento de que somos lo máximo dentro de la Creación, que podemos disponer a nuestro antojo de cuanto recurso necesitemos, ya sea que pertenezca a otro o a la misma Naturaleza. Escritores de ciencia ficción, como el mismo Herbert George Wells, han publicado decenas y decenas de libros, historias, cómics, guiones para el cine, en el que nos advierten de que si perdemos el rumbo, debido principalmente a una ambición mal orientada, podríamos generar nuestra autodestrucción. Y no lo dicen por ociosidad. Las huellas del paso del Hombre en el planeta Tierra lo muestran siglo tras siglo. Los ejemplos son muchísimos y para conocerlos hay bibliotecas enormes, aunque a veces esas bibliotecas sean destruidas también.

En la Wikipedia, leo que “La Máquina del Tiempo” de Wells, queda abierta a diferentes interpretaciones, aunque la más común es la que ve esta obra como una llamada de atención a la responsabilidad de los hombres en el devenir de la humanidad. (El subrayado es mío).

Habiendo conocido la obra de Carl Sagan, y después de ver el video que presenté aquí, “A pale blue dot”, me parece evidente que Sagan tomó para sí, dentro de su propio trabajo de divulgación científica, la tarea de darnos un mensaje permanente respecto a esa responsabilidad. Se advierte en “Cosmos” tanto el libro como la serie de TV; de igual manera en “El Cerebro de Broca”, en “Miles de Millones”, o en un libro en el que el tema principal es precisamente la evolución de la inteligencia humana, “Los dragones del Edén”.

Por un lado entonces, veo que esa inmensa puerta que cerraba la última frontera, El Cosmos, se abre en pleno inicio del Siglo 21 gracias al trabajo serio y basado en los sueños de varios hombres talentosos, que se alían con empresas que se encargan de fabricar las máquinas y herramientas necesarias para llevar a cabo esos sueños y convertirlos en realidad.

Apoyados en los medios de comunicación, Internet incluido, nos van diciendo como avanzan esos hechos y cómo se acerca el momento para que la siguiente generación de astronautas allane el camino a las siguientes generaciones y así sucesivamente.

Me entusiasma, sí. Y cuantas preguntas hagan mis hijos, que actualmente tienen 12 y 16 años respecto a si ellos podrán participar, las responderé sin demora y alimentaré su imaginación de la mejor manera posible, dentro de mi propia capacidad.

Pero no puedo soslayar el riesgo al que se somete la Humanidad misma, que cuando se lo propone, basa muchas decisiones en el egoísmo, la idolatría, la ambición y el orgullo mal entendidos y peor interpretados.

Baste un párrafo de ese mismo libro, Capítulo 13, de “La Máquian del Tiempo” de H.G. Wells, donde se describen algunas de las consecuencias a las que podríamos llegar:

“Me afligió pensar cuán breve había sido el sueño de la inteligencia humana. Habíase suicidado. Se había puesto con firmeza en busca de la comodidad y el bienestar de una sociedad equilibrada con seguridad y estabilidad, como lema; había realizado sus esperanzas, para llegar a esto al final. Alguna vez, la vida y la prosperidad debieron alcanzar una casi absoluta seguridad. Al rico le habían garantizado su riqueza y su bienestar, al trabajador su vida y su trabajo. Sin duda en aquel mundo perfecto no había existido ningún problema de desempleo, ninguna cuestión social dejada sin resolver. Y esto había sido seguido de una gran calma.
Una ley natural que olvidamos es que la versatilidad intelectual es la compensación por el cambio, el peligro y la inquietud. Un animal en perfecta armonía con su medio ambiente es un perfecto mecanismo. La naturaleza no hace nunca un llamamiento a la inteligencia, como el hábito y el instinto no sean inútiles. No hay inteligencia allí donde no hay cambio ni necesidad de cambio. Sólo los animales que cuentan con inteligencia tienen que hacer frente a una enorme variedad de necesidades y de peligros. “

La pregunta que danza en mi mente, se refiere a si aprenderemos esto antes o hasta después de haber puesto a la Tierra en un peligro terrible y sin posibilidad de enmienda.

Troy

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